Su dueña, Jillian Harris, dijo al perro de la familia que saltase al auto, que iban a hacer un recado. Pero Nacho, en lugar de tumbarse en el suelo, decide sentarse en el lugar reservado a Leo. Ni más ni menos que la sillita infantil para auto del peque de la familia, y una vez sentado se niega a moverse de ahí.
Cuando su dueña lo vio, no podía parar de reír. No sabemos lo que pensó Nacho, pero lo tenía clarísimo, la sillita infantil era su lugar preferido y no iba dejar que nadie lo bajase de ahí.
Este perro es genial, y podría estar mirando la escena todo el día. Qué suerte que la dueña llevaba la cámara y lo pudo grabar. No te pierdas este instante.
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