Cerca de 3,5 millones de gatos acaban cada años en refugios para animales en los Estados Unidos. Casi la mitad son sacrificados porque nadie quiere hacerse cargo de ellos.
Pero Ares, un gato de Wisconsin, fue uno de los que tuvo suerte.
Cuando Alana Hadley llegó al refugio, fue amor a primera vista.
Alana quiso adoptar a Ares y a su hermana Aphrodite directamente, pero Aphrodite ya había sido elegida por otra familia. Así que Alana se conformó con adoptar solo a Ares.
Desde la misma noche en que Ares llegó a su nuevo hogar, comenzó a maullar. No le pareció raro ya que era una casa nueva, un nuevo entorno para el gatito.
Pero Ares aulló de forma ininterrumpida durante toda la noche y su nueva dueña, preocupada por lo que le podía pasar, volvió con la gatita al día siguiente al refugio.
Resultó que la separación de Ares y su hermana había tenido consecuencias.
Alana Hadley decidió entonces adoptar a su hermana Aphrodite, y ya con su hermana cerca todo fue bien.
– Les encanta acurrucarse y jugar como locas. Duermen abrazadas, cuenta Alana Hadley según Liftable.