Había tenido un dueño que lo compró por 30 dólares. En aquel momento, sólo tenía unos meses de edad, pero se veía mucho más grande.
«Al principio pensamos que estaba muerto», escribió International Animal Rescue en su página web. «Los brazos de Gito estaban cruzados por su diminuto cuerpo como un cadáver y se veía casi momificado en un ataúd de cartón. Gito apenas tenía pelo en su cuerpo y su piel estaba gris y descamada por la sarna sarcóptica. El constante picor y dolor deben haber sido insoportables».
Los empleados de la organización en defensa de los animales que encontraron a Gito en la caja de cartón, llevaron al pequeño orangután tan rápido como pudieron al veterinario más cercano.
Fue un milagro que sobreviviera. Al equipo le llevó unas nueve horas trasladarlo a la clínica, lo que demuestra lo fuerte que es Gito.
Los veterinarios pronto se dieron cuenta de que necesitaba mucha ayuda; esto incluía un tratamiento severo para la infección de su piel y trabajar para compensar la falta de cuidados de su madre.
Sin embargo, ahora él tiene tres años y, gracias al trabajo increíble de estos héroes de los animales, es imposible reconocerlo tras ver al monito abandonado a su suerte en un caja.
¡Qué luchador que tiene dentro este pequeño!
Ahora su pelo ha recuperado su color naranja… Aunque llevará un tiempo. Afortunadamente, su piel se ve saludable de nuevo.
Dicen que adora la fruta y otros antojos. Pero lo más importante de todo es que ahora tiene un lugar donde le dan amor. Antes de ser liberado en la selva, necesita que le preparen para ese tipo de vida. Por eso ha sido incluído en un programa de rehabilitación y rescate animal.
Por el momento, Gito pasa sus días en una zona boscosa con otros orangutanes huérfanos que están entrando en la adolescencia. Con suerte aprenderá a vivir en un entorno salvaje de nuevo.
Para los orangutanes salvajes es importante pasar los primeros seis o siete años de vida con su madre. No sólo les ayuda a desarrollarse debidamente, sino que aprenden a buscar comida y trepar a los árboles, entre otras cosas.
“Los animales están sufriendo y muriendo por la sistemática destrucción de la selva, principalmente para la producción de aceite de palma», dijo a The Dodo Lis Key, directora de comunicaciones del centro de rescate Bito.
Ella cree que en unos años, el pequeño Gito podría estar listo para vivir en la naturaleza. Hasta entonces, está a salvo jugando con sus amigos bajo la atenta mirada de sus cuidadores.
Hay pocas cosas que me impactan más que historias como estas: animales indefensos, especialmente bebés, que son particularmente vulnerables. Es tan vital que estas organizaciones continúen haciendo su trabajo. ¡Un saludo para todos aquellos que protegen y ayudan a los animales!
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