En octubre de 2015, la vida de Becky Turner dio un giro repentino.
Su hijo Triston, de 19 años, murió debido a una bala perdida. El adolescente era donante de órganos y estos órganos fueron dados a otros para que pudieran vivir la vida que él no pudo.
Después de un período de intenso duelo, Becky y su futuro esposo, Kelly, se casaron en Alaska.
Como un gesto hacia a su hijo, Becky dejó un asiento para él con palabras muy emotivas. Puede que no estuviera presente físicamente, pero no había forma de que Becky viviera su día especial sin rendirle tributo.
Las cosas parecían ir según lo planeado en la ceremonia, con Becky y Kelly camino del altar como se esperaba. Pero entonces, justo antes de que Becky y Kelly se convirtieran oficialmente en marido y mujer, la boda se detuvo.
Becky no sabía que durante varios meses Kelly había estado ocultándole una gran sorpresa, un secreto que la dejaría llorando a ella y a todos los demás en la boda.
Un hombre de 21 años llamado Jacob Kilby apareció e instantáneamente Becky supo quién era. Porque cuando Triston murió, sus órganos habían sido utilizados por aquellos que los necesitaban. Jacob, que había viajado más de 700 km para asistir en la ceremonia, fue el hombre que recibió el corazón de Triston. En los meses previos a la boda, Kelly contactó al hombre y le pidió que asistiera.
Además, Becky, mediante el uso de un estetoscopio, pudo escuchar el latido del corazón de su hijo muerto en el pecho de Jacob.
Por primera vez desde el trágico accidente, Becky pudo escuchar el corazón de su amado hijo, y eso marcó una gran diferencia en su gran día. A través de Jacob, el legado de Triston seguirá vivo.
Ni falta hace mencionar que había muy pocos ojos secos en el lugar cuando apareció Jacob.
Obviamente, no hay nada que se pueda hacer para recuperar a Triston, pero al menos Becky puede mirar hacia atrás en el día de su boda y saber que una parte de él estaba allí tanto física como espiritualmente.
No sé ustedes, pero yo no pude contener las lágrimas al leer sobre esto.
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