No sé ustedes pero para mí mis primeros amigos fueron mis primos. Jugaba con ellos, me reía con ellos, hacía travesuras con ellos y , por supuesto, me peleaba con ellos, ¡como tiene que ser!
Cuando pienso en mis primeras fiestas de cumpleaños, ahí estaban mis primos. Cuando recuerdo mis días de vacaciones en playa, ahí estaban mis primos. Cuando me entra la nostalgia pensando en las celebraciones de la Navidad, ahí estaban ellos, mis queridos primos.
Todos los miembros de la familia son importantes para un niño, pero los primos, junto con los hermanos, son los únicos con los que el niño se puede sentir identificado.
Posiblemente son los únicas personas de su edad con las que los niños pasan celebraciones importantes como la Navidad o las vacaciones. Con los primos compartimos horas de juego, siestas, comidas y además nos hacen entender la importancia de la amistad dentro de la familia.
Con los primos aprendemos a compartir, a escuchar, a ser generoso, y a perdonar, porque sabes que por mucho que te enfades con tu primo, va a seguir ahí, en las reuniones familiares y las comidas en casa de la abuela, así que más te vale perdonarle sus travesuras.
Los primos son esos amigos que no elegimos, sin embargo estarán siempre en nuestros recuerdos de infancia y en nuestra vida. Por eso, aunque perdamos el contacto de mayores, aunque no tengamos mucho en común, los primos son, y siempre serán nuestros primeros amigos con los que nos unirá un lazo invisible e irrompible.
Me entristece pensar que hay primos a los que hace años que no veo y de los que no sé mucho. Sin embargo tengo la absoluta certeza de que si levanto el teléfono pidiendo ayuda, una cama donde dormir y comida en mi plato, mis primos me abrirían las puertas de sus casas y sus vida sin dudarlo. Estoy segura.
Comparto esto para que sepáis, queridos primos, que tenéis y siempre tendréis, un lugar en mi corazón. Comparte este homenaje a los primos ❤