Ella era actriz, él, productor, la historia la hemos visto muchas veces antes. Meghan tenía 23 años cuando conoció a su ex esposo, Trevor Engelson
Mantuvieron un noviazgo de seis años, tras el que decidieron casarse, corría el año 2011.
Pero la boda estuvo muy lejos del protocolo de su boda con el príncipe. La pareja decidió casarse en Jamaica.
La ceremonia fue breve (nada que ver su segunda ceremonia en Londres) pero, eso sí, la celebración fue larga, ¡4 días!
En la lista de invitados: 102 personas, bastante menos numerosa que la de su última boda. Los novios quisieron compartir solo con los más cercanos este momento tan especial. Y a juzgar por las fotos, parece que no lo pasaron nada mal.
Pero la alegría no le duró mucho a la pareja. Meghan había conseguido, poco antes de casarse, el papel de Rachel Zane en la serie Suits y tuvo que mudarse a Canadá. Él en Los Ángeles, ella en Toronto… La distancia acabó matando la relación, y un día Trevor recibió un sobre con los anillos de compromiso y matrimonio de Meghan Markle, según cuenta el biógrafo de la realeza, Andrew Morton, en su libro Meghan: A Hollywood Princess.
Pero como se suele decir: a rey muerto, rey puesto, y en esta caso casi literal, porque a Trevor lo sustituyó el príncipe Harry en el corazón de Meghan. Y ahora Meghan nos ha robado el corazón a todos.
Quizá porque nos recuerda que todo es posible. Que un fracaso nos puede llevar a la mayor victoria. Que la vida es, en definitiva, maravillosamente impredecible. ¡Comparte si estás de acuerdo!