Justo cuando pusieron a la pequeña junto a la cara de su madre, vieron que las dos comenzaban a enlazarse.
Cuando las dos estuvieron tumbadas una al lado de la otra, ambas cerraron los ojos y Agata hizo algo increíble. La pequeña puso su brazo alrededor del brazo de su mamá y no la soltaba.
Fue un gesto increíble de amor incondicional que no dejó indiferente a nadie en la sala.
Brenda disfrutó este momento único y tan especial. Unos segundos después la pequeña incluso intentó dar un beso a su mamá (aunque la niña quizá solo buscaba el pecho de su mamá para comer).
Qué suerte que consiguiesen grabar este primer contacto tan especial entre madre e hija.
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”Fue un instante increíble cuando mi hija me abrazó por primera vez», cuenta Brenda, y continúa:
«Los médicos fueron fabulosos y todos se quedaron muy sorprendidos de la forma en la que reaccionó la niña, estaban fascinados con lo cariñosa que fue conmigo».
La pequeña Agata tiene ahora tres meses y el amor entre ella y su madre es más fuerte que nunca.
”Me encanta ser mamá”, cuenta Brenda.
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