Durante el trimestre anterior había llegado a oídos del director que la profesora Rebeca y el alumno Marcos habían estado apostando. No era algo aceptable y ya habían recibido un aviso para que no se volviera a producir. ¡Se acabó el apostar con dinero!
Pero pasados solo unos días, Marcos levanta la mano en clase y dice:
– Rebeca, me apuesto una moneda a que adivino el color de tu ropa interior.
La profesora se quedó un poco sorprendida con el comentario del nene de 7 años pero rápidamente se le ocurrió una idea para ganarle seguro al niño.
– Vale, ahora nos toca la lección de matemáticas, pero pasa por mi despacho 10 minutos después de la clase y me dices por qué color apuestas.
Mientras el niño recogía sus libros la profesora fue al baño y se quitó sus ropa interior, y fue después a su despacho. Poco después Marcos estaba en la puerta.
– Ok, Marcos, ¿cuál es el color de ropa interior?
– ¡Roja!
– No, respondió la profesora, no es correcto, ¡no tengo llevo puesta ropa interior!
– No te creo, replicó el niño.
La profesora se sube entonces rápido la falda y le demuestra que ha ganado la apuesta.
”No tengo dinero”
– Ah, muy bien, contesta Marcos. Sígueme al aparcamiento, donde me está esperando mi papá, y así le puedo pedir la moneda, yo no tengo nada ahora.
Maestra y alumna salen juntos y se dirigen hacia el aparcamiento donde está el padre del niño.
– Su hijo y yo apostamos si podía adivinar el color de mi ropa interior, pero ha perdido porque no llevo braguitas puestas – y la profesora se lo he demostró subiéndome la falda – así que ahora me deben una moneda, le dijo Rebeca al papá de Marcos.
– Este jovencito le ha ganado a su padre. Esta mañana le he dicho que el daba 5 billetes si conseguía que hoy viese el conejito de su profesora.
Rebeca se quedó de piedra y tuvo que tomarse libre el resto del día…
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