Todos hemos sido adolescentes y hemos probado hasta donde podíamos llegar con un comportamiento, donde estaban los límites hasta que alguien decía «hasta aquí».
Pero ser irrespetuoso con los adultos no solo es ofensivo sino que además puede acarrear un castigo severo. Pero esto no es algo que les importe mucho aL este grupo de jóvenes adolescentes de la historia que ahora voy a compartir con ustedes.
La historia cuenta el encuentro de un padre con un grupo de jóvenes en un aparcamiento, ha estado circulando por la red y no sé con seguridad si ha ocurrido realmente. Pero independientemente de ello, la historia tiene una lección, el karma siempre nos la manda de vuelta.
Salí con la familia a comer a un restaurante. El aparcamiento estaba lleno pero vi a un cliente que iba a dejar su plaza así que esperé unos 10 minutos a que saliera y poder aparcar yo en su lugar.
El hombre dio marcha atrás….y de repente un coche lleno de jovencitas se gira y se mete en mi sitio.
¡Ya sabes! Bajé de inmediato la ventanilla del auto y les dije que estaba esperando para aparcar ahí, a lo que respondió la conductora «lo siento, pero tu nombre no está escrito en ningún sitio».
Me puse furioso y esperé pacientemente a que quedará otro sitio libre. Después nos metimos a comer al restaurante.
La jóvenes estaban en el bar bebiendo alcohol y emborrachándose. Nosotros disfrutamos de nuestra comida y pagamos al camarero.
Antes de irme le pregunté si quería ganarse 10 dólares. Le pedí que se acercara a las chicas 10 minutos después de que nos hubiéramos ido y que les dijera que habían recibido una llamada de alguien que les había dicho que les habían rayado el auto y que debían haber aparcado en otro sitio.
Pero YO NOS LES RAYÉ EL COCHE.
Llamé al camarero una hora más tarde más o menos y le pregunté como había ido todo. Me explicó que las chichas se habían enfurecido, había chillado y gritado. Incluso habían llamado a la policía.
LO BUENO: La policía había llegado y visto que el auto no tenía ni un rasguño. Pero si se dieron cuenta de que las adolescentes habían bebido y por lo tanto no podían conducir.
La policía se marchó de allí, pero se quedaron por la zona, echando un ojo al auto. La jóvenes se metieron en él y arrancaron… y entonces fue cuando el aparcamiento se lleno de luces azules.
¡Cogidas con las manos en la masa! ¡Borrachas y con la policía rodeándolas!
No escuché esta parte hasta una semana más tarde cuando fui al mismo restaurante. El camarero me reconoció y me contó el resto de la historia riéndose todo el rato. Le dí 10 dólares más.
Son los 20 dólares mejor gastados nunca, y aparte a un conductor borracho de la carretera.
Fuente : Hrtwarming
Estoy segura de que estas chicas aprendieron su lección. ¡Comparte esta historia con tus amigos de Facebook!