Supongo que la mayoría de nosotros nos hemos encontrado con un vendedor perseverante que se niega a rendirse, digamos lo que digamos.
Muchas veces se tratan de ofertas que casi siempre son demasiado buenas para ser verdad. Y ellos son muy profesionales y diligentes a la hora de hacernos ver que estas ofertas son mejores de lo que en realidad son.
Se trata simplemente de no aceptarlas y no dejarse convencer, gastándose el dinero en algo que realmente no necesitamos. Porque luego es fácil arrepentirse enfadado de lo hecho.
Sin embargo, si lo pensamos bien el comercial hace bien su trabajo. Y esto debemos respetarlo – no es necesario ser desagradable con él. Hay que ser honesto y decidido. Simplemente diciendo no con educación ya es suficiente.
Esta divertida historia es ficticia y trata de un vendedor. En un principio el chico me dio realmente pena – pero al llegar al final de la historia no pude parar de reírme. ¡Así de simple! ¡Es lo mejor que he leído en mucho tiempo!
Pedro es un joven de pueblo que se traslada a la capital en busca de trabajo. El joven consiguió rápidamente una entrevista para un empleo en unos grandes almacenes con muchos departamentos.
De inmediato le citan para una entrevista y el jefe le pregunta:
– ¿Tienes experiencia en ventas?
– «Sí, en mi pueblo trabajé durante un tiempo como vendedor de aspiradoras», responde el joven.
El jefe no estaba del todo convencido, pero le gustaba el chico – y decidió darle una oportunidad.
– Empiezas a trabajar a las 8:00 mañana. Bajaré después a la oficina cuando cerremos para ver cómo ha ido todo.
El primer día fue muy difícil para Pedro, pero trabajó lo mejor que pudo. Cuando la tienda cerró, llegó el jefe y se reunió con todos los empleados.
– ¿Con cuántos clientes has tratado hoy? Le preguntó al nuevo vendedor.
Pedro frunció el ceño, miró al suelo y murmuró su respuesta:
– Uno.
”¡Espabílate!”
El jefe:
– ¿Solo UNO? Nuestro personal de ventas tiene entre 20 y 30 clientes cada día. Aquí tienes que mejorar rápidamente si quieres mantener el trabajo. Exigimos resultados muy altos en nuestras ventas aquí en la gran ciudad. Un cliente por día podría haber estado bien allí de donde vienes, pero ahora no estás en el campo, chico. ¡Espabílate!
Este joven escuchaba las quejas del jefe mientras continuaba mirando fijamente el suelo. El jefe se sentía un poco avergonzado porque le había chillado ya el primer día y preguntó seguidamente algo más tranquilo:
– Dime, ¿de cuánto se trataba tu venta?
Pedro lo miró y le respondió con un poco de vergüenza y casi susurrando:
– 154.351,52 dólares
El jefe le gritó en shock:
– ¿Cómo? ¿Más de 100.000 dólares? ¿Pero qué diablos vendiste?
El joven le explicó:
– Bueno, primero vendí unos anzuelos al cliente. Luego una caña de pescar donde poner sus nuevos anzuelos. Luego vi que no tenía barco y necesitaba uno. Bajamos de inmediato al departamento de barcos y allí se compró uno último modelo. Luego le comenté que no creía que en su automóvil tuviera sitio para meter todo lo comprado así que fuimos al departamento de vehículos y comparamos un nuevo automóvil por unos pocos cientos de miles.
El jefe quedó maravillado y le dijo:
– ¡¿De manera que vino un cliente a comprar unos anzuelos y tú le vendiste un barco y un estupendo auto nuevo?!
Pedro respondió:
– No, no. En realidad él venía a comprar tampones para su chica. Pero entonces le dije : «Amigo, esta semana la tienes jorobada, pero siempre te puedes ir a pescar…».
Al día siguiente, Pedro fue ascendido…
¡No seas tímido y COMPARTE con tus amigos!