La ya reina Letizia no entró con buen pie en la familia real española, eso es sabido.
Al parecer al Rey no le pareció la mejor candidata a esposa de su hijo y futuro rey. Letizia era una periodista conocida pero no dejaba de ser una ciudadana normal y, además, estaba divorciada.
Pero nada pudo hacer el entonces rey, Don Juan Carlos. Su hijo Felipe se había enamorado y el amor, señores, lo puede todo.
Pero no iba a ser precisamente un camino de rosas…
Letizia es una mujer moderna. Una mujer dispuesta a renovar la monarquía. Pero su visión y acciones no siempre son bien vistas por la familia de su esposo, el ya Rey de España, hasta el punto de que se ha llegado a decir que Letizia estaría dispuesta a hacer la maleta e irse.
Sin embargo, a pesar de las muchas desavenencias entre la familia real y la reina Letizia, hubo un momento en el que toda la familia hizo piña en torno a Doña Letizia. Era el año 2007 y Doña Letizia había recibido la peor noticia de su vida, su hermana, Erika Ortiz, se había quitado la vida.
El día lluvioso del entierro de Érika Ortiz, vimos la cara más triste y sensible de la reina Letizia, quien no pudo contener las lágrimas las cámaras en público.
Toda la familia real estuvo allí arropándola, abrazándola.
Pero hubo un gesto que desconcertó a todos el día del funeral, se trata de la reverencia que hizo Letizia al rey emérito, Don Juan Carlos.
Ahora, más de 10 años después, hemos conocido el porqué.
Doña Letizia pedía perdón a Don Juan Carlos
Según la periodista Pilar Eyre, Doña Letizia quiso pedir perdón a Don Juan Carlos con esa reverencia captada por las cámaras. ¿La razón? Las acusaciones de Antonio Vigo, ex esposo de Érika Ortiz (y ex cuñado de Letizia) al rey emérito.
Al parecer, y siempre según Pilar Eyre, Antonio Vigo culpó a la Casa Real de haber llevado al suicido a su ex esposa y madre de su hija, Carla. Según Vigo, el acoso de los medios al que estaba sometida Érika, tras casarse su hermana con el príncipe Felipe, fue demasiado para ella. Tanto que decidió acabar con su propia vida.
La verdad es que la vida es impredecible. Seguro que Antonio Vigo lo que menos esperaba, cuando se casó con Érika Ortiz, era que la que un día fue su cuñada, Letizia Ortiz, un día se convertiría en reina, y la que fue su esposa, Érika Ortiz, acabaría tomando la triste decisión de acabar con su vida.
Érika dejó una hija huérfana, Carla, hoy de 16 años, y a toda su familia destrozada, incluyendo su hermana, la reina Letizia. Pero seguro que desde el cielo los cuida y protege a todos.