Es la peor pesadilla de todos los niños.
Cuando Steven encontró a su madre de 45 años, Lyndee, totalmente inconsciente en su casa de Arizona, entró en pánico.
De inmediato llamó a urgencias y Lyndee fue ingresada al hospital.
Pero los médicos no pudieron hacer nada.
Durante cinco días, Lyndee sufrió convulsiones y finalmente cayó en coma, donde permaneció durante 12 días, según Mirror.
El esposo de Lyndee, Steve, su hija Amanda y su hijo Steven, esperaban un milagro.
Pero los médicos dijeron que no había nada más que pudieran hacer. Después de doce terribles días desde trágico suceso, se recomendó a la familia que apagaran las máquinas que la mantenían con vida.
Es una decisión que ninguna familia debería tener que tomar, pero sabían que Lyndee quería ser donante de órganos, lo que facilitó un poco la situación.
«Mi familia sabe que soy una ferviente defensora de la donación de órganos, por ello cuando estos comenzaron a fallar, tomaron una decisión», Lyndee explicaría más adelante.
Y decidieron desconectarla, siguiendo los deseos de Lyndee.
Cada uno de los miembros de la familia fue a darle su último adiós.
Y poco sabía su familia, que Lyndee escuchaba cada palabra. Porque Lyndee no tenía muerte cerebral.
Aunque no podía moverse ni hablar, ella a veces se daba cuenta de lo que ocurría a su alrededor, un fenómeno conocido como «estar encerrado» ( being «locked in»).
«Recuerdo a la gente estar hablando de mí» ,comenta Lyndee. «Recuerdo a la gente visitándome y a mi sobrina leyendo para mí».
El marido de Lyndee fue el último en decir adiós, y le susurró a su esposa: «Eres una luchadora. Necesito que luches».
Lyndee, no podía moverse, y mucho menos hablar, pero era plenamente consciente de lo que estaba sucediendo a su alrededor. Ella sabía que tenía que hablar para salvar su propia vida. Lo intentó y fracasó.
«En mi cabeza, estaba muy claro lo que estaba diciendo, pero no lo era para ellos», explicó.
Y deseaba tanto quedarse, que finalmente pudo pronunciar algunas palabras.
«Soy una luchadora», susurró Lyndee.
Su familia se quedó conmocionada.
Y perplejo, Steve salió corriendo a buscar al médico.
«Mi esposo comentó: ‘Ella está haciendo todo lo que los médicos dijeron que no haría'», recordó Lyndee.
Contra todo pronóstico médico, Lyndee estaba de regreso, despierta y respondiendo, según AZ Family
Acababan de desconectarla de la máquina y ahora, ¡la amada madre y esposa estaba viva! Esto era un auténtico milagro.
“La miré y me dijo: Hola. Me caí de rodillas», cuenta Amanda, la hija de Lyndee envuelta en lágrimas tras desmoronarse después de recibir el shock de su vida.
Lyndee eventualmente pudo dejar el hospital, pero su viaje de regreso a una vida normal no iba a ser fácil.
En primer lugar, tenía que aprender a caminar y alimentarse ella sola de nuevo.
A pesar de su sorprendente recuperación, sufrió varios problemas y complicaciones de salud.
«Me dieron atención médica domiciliaria para poder seguir aprendiendo todo», dijo.
Tuvo que sufrir nuevas hospitalizaciones y cuatro operaciones suplementarias, y sufrió un trastorno de estrés postraumático (TEPT).
Cuatro años han pasado ya pero Lyndee Brown Pellettiere-Swapp todavía no tiene «ninguna respuesta» sobre por qué se quedó inconsciente por primera vez o cómo se recuperó del coma.
Pero de una cosa estaba segura y necesitaba decírselo a los demás.
“Aunque estés inconsciente, ello no quiere decir que no puedas oír», comentó a CBS 5 Arizona.
«Así que deberías hablar con tus seres queridos si estás en esa situación. Ellos te escuchan».
Ella y su familia también quieren transmitir un mensaje importante a todos los demás.
Todo puede desaparecer de repente. Puedes levantarte un día y estar todo perfecto y en segundos más tarde tu vida se convierte en una pesadilla.
“Mantente cerca de tu familia y no dejes que se vayan. Llegar a casa y besar a una madre es algo primordial que nos ofrece la vida y hay que valorarlo» dice Steven, el hijo de Lyndee.
«Cada día llego de trabajo y la veo y hablo con ella», continua Steven
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¡Qué historia tan conmovedora! Si tienes a alguien en coma recuerda que a lo mejor pueden oírte. Diles lo mucho que los quieres y lo mucho que tienen que luchar.
Y no te olvides de dar abrazos a todos los que quieres y recuerda a los demás que lo hagan también porque nunca se sabe cuando será la última vez.
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