Durante el otoño de 1992, una mujer de 70 años, Janet Farris, iba conduciendo su vehículo a una boda en Alberta, Canada. Pero Janet no llegó nunca. La mujer desapareció sin dejar pistas en algún lugar de la autopista y su familia nunca más supo de ella.
27 años después, ellos descubrirán la verdad. Y todo gracias a un adolescente de 13 años, Max Werenka.
Los padres de Max alquilan cabañas alrededor del lago Griffin. Según People, un día un invitado señaló algo que había visto brillar en el fondo del lago a unos tres metros de la playa.
Junto con el invitado el adolescente de 13 años se marchó a investigar que era aquello. Y lo que vio lo dejó con la boca abierta.
A Max le pareció que se trataba de un vehículo, que se encontraba a seis metros de profundidad.
Tras investigar un poco en internet, creyó saber qué era. Un minibus se había precipitado en el lago en el 2009. Por suerte consiguieron salvar a los cuatro pasajeros.
La familia Werenka no pensó más en el vehículo. Pero por pura casualidad, la historia dio un giro inesperado unos días más tarde. Unos nuevos clientes alquilaron una casita alrededor del lago, y un día invitaron a un pariente que era policía.
Cuando Max y su madre le contaron lo que parecía un vehículo en el fondo del lago y preguntaron por qué lo habían dejado en el fondo, recibieron una mirada dudosa como respuesta del policía.
El automóvil que se estrelló en el agua en 2009, fue sacado del lago tras el accidente.
Max ayudó al policía
La familia recibió una visita de dos policías más que querían investigar acerca de los misteriosos restos del lago. Sin embargo no lograron encontrarlos. Entonces Max decidió actuar por si solo. Y con ayuda de una cámara GoPro se ofreció a sumergirse para tratar de filmar los restos en un vídeo. Y el adolescente lo consiguió.
La policía envío de inmediato varios buceadores. Y cuando al final estos encontraron el automóvil, resultó ser un Honda Accord negro de 1986.
Al investigar de cerca el vehículo, descubrieron la terrible verdad. Dentro del auto se encontraba el cuerpo sin vida de Janet Farris.
La última pista que se tenía de su desaparición era que la mujer había parado en una gasolinera, a unos 40 minutos de distancia de la familia Werenka.
Según CBC, la familia Farris la estuvo buscando más de diez años. Su hijo George Farris cuenta que logró recuperarse de estos tiempos difíciles, y recordó la influencia positiva que tuvo su madre en su propia vida.
– Lo peor, creo, era no saber lo que había pasado, comenta a CBC el hijo George Farris, de 62 años en la actualidad.
– Con el descubrimiento de Max, se pudo poner punto y final a una historia muy triste.
A pesar de que la familia sabía que nunca volvería a ver a Janet de nuevo, ahora pueden seguir adelante con sus vidas, recordándola como lo que era, una madre fantástica.
Comparte para honrar su memoria y rendir homenaje a Max, de 13 años. Si no hubiera sido por él, la familia de Janet nunca hubiera podido saber lo que le ocurrió a su adorada madre.
