Si alguna vez han estado en una situación en la que una vida esté en sus manos, entonces saben qué es el estrés.
Cuando Jane Harper se dio cuenta de que la vida de un perro pendía de sus manos, actuó con la velocidad del rayo.
«Fue todo muy emotivo», cuenta Jane a The Epoch Times.
Fue durante un paseo normal por Nottingham cuando Jane Harper y su amiga notaron que había algo que parecía un perro en el agua.
Cuando Jane se acercó para mirar, se dio cuenta de que era un perro medio muerto con medio cuerpo dentro del agua. Alguien le había atado piedras alrededor para que se hundiera.
Jane le pasó la cuerda a su amiga y se metió en el agua, escribe el periódico británico The Mirror.
Cuando las personas que pasaban por allí la vieron, se acercaron a ayudar.
– Es una suerte que hiciesen lo posible por salvarlo, dice el inspector de policía Adam Pace de Nottinghamshire.
Hay que ser un demonio para atarle piedras a un perro para que se ahogue. Suerte que por un demonio aparecieron varios ángeles para salvarlo ❤