Esta es la historia de Lisa, nacida en una familia en la que ningún niño debe nacer nunca. Es una historia ficticia, pero se ha inspirado en hechos reales.
Cada día diez mil niños son maltratados en sus casas, algo absolutamente inaceptable. Esta no es solo la historia de Lisa. También es la historia de su hermano – y desgraciadamente la realidad de todos aquellos niños que sufren en silencio.
Lisa nació en el año 2004 a las afueras de Londres.
La familia ya tenía un hijo, el hermano mayor de Lisa, John, que solo tenía un año cuando Lisa nació.
Y al cabo de unos meses, a Lisa y John les tuvieron que buscar una familia de acogida. Los servicios sociales se dieron cuenta de que sus padres biológicos no cuidaban a sus hijos como debían hacerlo.
Sin embargo tras vivir algunos años con su nueva familia, se descubrió que Lisa había sufrido abusos sexuales por parte del padre de la familia de acogida.
Y John y Lisa volvieron de nuevo a vivir con su familia biológica.
Pero la madre no podía hacerse con Lisa, y pensaba que la niña era problemática. Aunque tenía apenas seis años, la madre pensaba que el comportamiento de la hija era inapropiado y sexual y la reprendía más de lo normal.
John también recibió alguna bofetada pero era Lisa la que sufría los golpes más duros.
A medida que pasaban los años, el maltrato y los abusos iban de mal en peor hasta que finalmente Lisa tuvo que dejar de ir al colegio. No se atrevía a desnudarse delante de sus compañeras, porque las cicatrices y los moratones inundaban su famélico cuerpo.
El asistente social de la familia llamaba de vez en cuando pero como la madre confirmaba que todo estaba bien los servicios sociales no visitaron nunca la casa. Y los maltratos y abusos continuaron.
Finalmente el maltrato se hizo tan intenso que Lisa fue golpeada de todas las formas posibles, con un tubo de acero, un martillo e incluso un día el padre cogió un machete. La madre pintaba en el cuerpo de Lisa palabras denigrantes contra la niña.
Podía escribir palabra como puta, zorra, incesto, monstruo.
Lisa pasaba hambre y comenzaba a estar muy desnutrida. Su hermano trataba de pasarla comida a escondidas y por ello él también era golpeado. Pero la mayor parte del maltrato lo recibía Lisa a diario.
Un día la madre de Lisa la golpeó tan fuerte que se hizo varias fracturas en la mano.
Y como la madre tuvo que buscar ayuda sanitaria, el personal del hospital empezó a sospechar.
Cuando los servicios sociales visitaron la casa dos semanas más tarde vieron al hijo de la pareja, bien vestido y aseado. Pero éstos al verle se dieron cuenta de que algo no marchaba bien. Al preguntar al muchacho por su hermana éste solo pudo girar la cabeza.
El personal social se fue para volver días después. Esta vez no vinieron solos, les acompañaba la policía.
Y comenzaron a hacer un registro pormenorizado de la casa hasta que llegaron a un armario. Al abrirlo lo que vieron se les quedará grabado en su memoria para siempre.
El olor dentro del armario era putrefacto y allí se encontraba Lisa cubierta por sus propias heces y orina.
Su cuerpo estaba tan famélico que apenas se podía levantar.
Se llevaron a la niña de inmediato al hospital y varios médicos trataron de hacer lo imposible para salvar a Lisa pero su cuerpo no pudo resistirlo.
Ella podía hablar ni expresar ninguna forma de emoción. Tras permanecer inmóvil tres días en la cama del hospital, Lisa murió con solo nueve años.
La razón exacta de la causa de su muerte nadie la sabe. Pero muchos creen que la causa principal es la ausencia absoluta de amor, cercanía y ternura.
Tras un registro policial para buscar pruebas contra los padres, la policía encontró un pedazo de papel arrugado debajo de la almohada de Lisa.
En el papel se leía lo siguiente:
”¿Qué es lo que he hecho mal? Lo único que he deseado era mi mamá y mi papá que me quisieran. Como los padres de mis amigos del colegio. No sé porque no me he muerto. Siempre traté de ser buena e hice como mamá me pedía. Pero aún así era una vergüenza para ella. Personas como yo no merecemos vivir…»
Los padres de Lisa fueron condenados a penas muy duras de cárcel. John fue adoptado por una buena familia, que le quiso y le dio todo lo que un niño necesita.
Pero esto no es lo que recibió Lisa. A ella la traicionó todo el sistema, una vez y otra vez. Su familia, la familia de acogida, los servicios sociales y la escuela.
Todos los niños tienen derecho a que se les quiera. Sin embargo cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día pasan historias como esta, en todos los países, en todas las ciudades, y en todas las culturas.
El hogar de los niños debe estar libre de violencia y ser un lugar seguro. Los niños necesitan amor, ternura y cariño. Un abrazo de vez en cuando puede significar más de lo nadie puede imaginar.
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La chica de la foto no tiene nada ver con esta historia