Cuando oyes la frase «lo siento», sientes usualmente empatía por la persona que lo expresa.
Tú mismo te paras cuando escuchas esas palabras porque sabes que la siguiente frase puede cambiar tu vida para siempre.
Cuando Matt y Jodi Parry escucharon esas palabra en un hospital hace seis años, se les puso el corazón en un puño.
Era la segunda vez que iban a ser padres, pero estaban igual de nerviosos y deseosos que la primera vez. Ya tenían un hijo y planeaban dar la bienvenida a dos nuevos ángeles en la familia.
Pero su felicidad se iba rápidamente a transformar en preocupación con el nacimiento de sus bebés.
Un médico llevó a la pareja a una fría habitación y dijo tres palabras que hizo que el mundo de estos padres temblara -«lo siento».
Los padres Matt y Jodi Parry se quedaron de piedra cuando los médicos les explicaron que sus prematuras gemelas, Abigail e Isobel, habían nacido con el síndrome de Down.
Marr y Jod tenía ya un niño que se llamaba Finlay; pero deseaban tener un nuevo bebé. Jodi había sufrido un aborto al poco de nacer Finlay y pensaba que estaba preparada para todo.
Sin embargo las palabras de los médicos le partieron el corazón.
La manera en la que el doctor informó de la situación de las recién nacidas distaba mucho de ser profesional. Para Jodi el médico presentó el diagnóstico como si fuera «un castigo de por vida».
Las gemelas nacieron seis semanas antes y tuvieron que quedarse en la unidad neonatal. Pero era todo muy deprimente. El médico se acercó a los padres y les dijo que en principio ya no habían mucho más que hacer.
”Ese día no me sentía como una madre. Me sentía confundida y perdida» comenta Jodi a la Televisión Barcroft.
Matt y Jodi supieron que las probabilidades de dar a luz gemelos, los dos con síndrome de Down, era una en un millón.
Pero sus dos niñas habían nacido con algunas malformaciones. Una de las niñas estaba sorda de una oreja mientras que la otra tenía un soplo en el corazón.
Esta noticia es difícil de asimilar y nunca te esperas oír algo así de tus preciados hijos. Pronto las perspectivas de Matt y Jodi cambiaron.
Desgraciadamente no hubo nadie que se acercara a ayudar a los padres a guiarles y darles la información necesaria sobre el síndrome de Down.
Nadie les explicó a los padres que su familia de cinco miembros podía ser una familia feliz y vivir una vida como la de los demás.
Y por eso tanto Jodi como Matt estaban muy asustados al principio.
No sabían que sus hijas podrían en algún momento andar, hablar e ir al colegio.
La familia salió adelante por si sola y averiguó casi todo sin ayuda.
Ciertamente, había dudosos y extraños que sentían lástima de las niñas, pero Abigail e Isobel recibieron todo el amor del mundo por parte de sus seres queridos.
– «Y hoy en día no sé porque el médico lo sentía. Me gustaría realmente poder encontrarle hoy y preguntarle porque nos dijo esas palabras.» dice Jodi y continua.
– No hubiéramos cambiado a Abigail y a Isobel por nada del mundo. Nos hacen sonreír y disfrutar.
Hoy, seis años más tarde, las niñas han demostrado lo equivocados que estaban el médico y todas las personas con perjuicios en la familia.
Una persona, independientemente de que tenga el síndrome o no, merece una oportunidad en la vida- y Abigail e Isobel son una clara muestra de ello.
Mira esta maravillosa familia, ¿quién puede decir que no son felices?
Durante muchos años y en muchos lugares del mundo se ha tratado de hacer invisibles en la sociedad a ciertas personas. Los han ignorado, escondido solo por tener un diagnóstico.
Podemos aprender algo importante de Matt y Jodi: Puedes ser más feliz de lo que piensas, incluso si tu situación no es la perfecta para los demás.
Las personas con síndrome de Down deben tener la misma oportunidad de participación y libertad que los demás. Dale a me gusta y comparte si estás de acuerdo!