Nunca podré entender lo que se les pasa por la cabeza a las personas que maltratan a los animales. Me parece terrible pensar que haya tanto loco por ahí que no tiene ninguna consideración con los animales.
Lo que estas personas nunca deberían olvidar es que los animales tienen un instinto de supervivencia mucho más fuerte que los demás. Esta perrita, Celia, es un ejemplo de ello.
Ceila tuvo muy mala suerte, le tocaron unos dueños que la trataron muy mal, pero por suerte tuvo un final feliz.
El hijo de la familia dueña de Ceila tuvo una idea, tirar a Ceila por el balcón, mientras su amigo estaba abajo.
La perra se fracturó una pata
El amigo no pudo agarrar a Ceila, que se estrelló contra el suelo y se fracturó una pata.
La familia se puso en contacto con PETA (Personas por un Trato Ético de los Animales) y preguntaron que podían hacer.
Cuando supieron que Ceila debía ser operada, estos dijeron que no tenían medios económicos, y pensaron que no merecía la pena pagar por ella «porque era muy fea», PETA escribió al respecto en su página web.
«La perra debía estar sufriendo horrores cuando el personal de PETA apareció tras ponerse la familia en contacto con ellos. Pero todo lo que hacía era mover el rabo como si fuera la hélice de un helicóptero, mientras trataba de lamer a los voluntarios de PETA», escribe la organización en su página web.
«No había perdido su brillo»
PETA se llevó a Ceila de emergencia al veterinario y desgraciadamente debieron amputarle su pata fracturada.
Durante su estancia en PETA una colaboradora se encariñó mucho con esta amable y feliz perra.
«Podía haber perdido su pata, pero no había perdido su brillo» dijo ella.
Ceila se hacía querer y por ello no tardaron mucho en encontrar una familia que la adoptara y le diera el amor que se merecía.
Ceila ahora está cuidada por una familia que se ocupa bien de ella.
En el siguiente vídeo puedes saber más de la historia de Ceila.
Gracias a todos los animalistas que están ahí fuera. Comparte para elogiarlos a todos.