No importa lo mucho que tengas que hacer o lo importante que sea tu cargo, el instinto maternal es más fuerte que todo, incluso para los miembros de la realeza. Una vez madre, siempre madre.
Si no que se le pregunten a Kate Middleton, la esposa del príncipe Guillermo, quien es celebrada ahora por su gesto con un niño.
Desde el verano de 2013, cuando nació el príncipe George, los príncipes Catalina y Guillermo, duques de Cambridge, se convirtieron en padres por primera vez. Dos años después, en mayo de 2015, se convirtieron en padres, por segunda vez, la princesa Charlotte llegaba al mundo. Y que la pareja real británica pone siempre por delante a los niños es algo de lo que nadie tiene duda.
La duquesa tuvo la oportunidad demostrarlo el martes, durante una visita de la pareja a la ciudad industrial de Coventry.
Ante la visita de los príncipes las expectativas eran altas. Una gran multitud esperaba ansiosa para ver a la pareja real, había muchos niños también.
La gente había esperado durante horas fuera, con mucho frío, solo para verlos con sus propios ojos.
Entre las muchas personas, que luchaban por ver, tocar y hablar con la pareja, un niño llamó la atención de la princesa.
El chico estaba pálido y no parecía encontrarse muy bien.
Y como la madre que es, el instinto hizo acto de presencia rápidamente en la princesa.
La duquesa de Cambridge se volvió hacia el niño y le preguntó, con voz suave, si se encontraba bien.
Al parecer el niño, Craig Skipper, había estado esperando en el frío durante horas, y obviamente su cuerpo de 10 años se resentía.
Suerte que Catalina decidió intervenir. Después de hablar un momento con el niño, le pidió a uno de sus guardaespaldas que consiguiera una bolsa de papel, porque parecía que el niño iba a vomitar.
”Fue un gran gesto por su parte. No dudó en dedicarle tiempo a pequeño. Es evidente que es madre y tiene esa faceta maternal y caritativa», dice Carole Flynn quien trabaja en la escuela a la que asiste el niño.
Por su parte, Guillermo también protagonizaba su propia «crisis paternal». Una pequeña niña estaba llorando y el príncipe se paró a preguntarle qué le pasaba. Cuando consiguió tranquilizarla, el príncipe le preguntó si quería que fuese a por un chocolate caliente para ella.
«Parece que son personas que se preocupan de verdad por los demás», cuenta la niña de nueve años Mia Ramin.
¡No puedo más que estar de acuerdo!
Para los príncipes Guillermo y Catalina parece que no importa sin hay prisa o cuál sea la situación, siempre tienen tiempo para los niños. Me alegra mucho leer este tipo de historias. Comparte este artículo si a ti también te parece genial la realeza muestre su lado más humano en público.