Todos tenemos cargas que debemos llevar a cuestas, y las más pesadas son las que tienes que esconder ante los demás.
Durante 14 años, estos padres habían acusado a su propio hijo de la muerte del abuelo. Principalmente porque el hijo no estaba pendiente de él cuando sucedió y porque no intentó salvar la vida de su abuelo.
Pero el muchacho tenía un secreto guardado. Y llevó esta enorme carga durante toda su adolescencia y continuará probablemente llevando esta carga durante el resto de su vida.
Pero para aliviar su corazón – y quizás para cerrar un capítulo de su vida – este joven de 28 años ha decidido recientemente compartir su historia de forma anónima por internet.
”Cuento la historia de una manera bastante indiferente”, escribe el.
”Hace tanto tiempo de lo ocurrido que he tenido tiempo de pensar en lo que pasó y de que manera me cambió».
Lee abajo su confesión y déjanos conocer lo que opinas al respecto.
Este joven de 28 años tiene un secreto que compartir, algo que ya no puede esconder por más tiempo.
Ni siquiera le había dicho algo a sus padres.
Esto es lo que escribe:
Mis padres me acusan de la muerte de mi abuelo, porque no estaba pendiente de él cuando murió y porque no intenté salvarle.
Yo era un adolescente y mi abuelo había estado en tantas visitas médicas y tantas veces en el hospital que ni puedo contarlas. Había sobrevivido a la polio y a otras tantas terribles enfermedades. Estaba cansado de vivir. Y más cansado aún estaba de despertarse en el hospital con un tubo para respirar en la garganta.
Un día me llamó cuando yo dormía. Y me dio un papel. Me contó que era un documento jurídico donde se declaraba que el personal sanitario del hospital no iba a intentar salvarle la vida. Y me dijo que no podía confiar en nadie de la familia, excepto en mí.
Unos días más tarde me llamó de nuevo y me dijo que tenía un problema. Me senté a su lado mientras sufría un ataque de corazón. Me quedé a su lado para que no se cayera de la cama. Cuando sus ojos se quedaron tranquilos y dejó de respirar, lo saqué de la cama y lo coloqué en el suelo. Me senté cerca de él y le miré durante un tiempo. Una hora más tarde, cuando había perdido el color, llamé al 112 para informar de su muerte.
Mis padres vinieron a casa unos minutos después de llegar la ambulancia. Nunca llamé a mis padres porque hubiera traicionado el acuerdo que tenía con mi abuelo.
Por supuesto esto levantó muchas reacciones y se cuestionó la decisión del joven
”Tengo tres hermanos. Las únicas personas que entendimos la situación era yo y mi abuelo. Y lo sabíamos los dos cuando llegamos al acuerdo. Es gracioso. Él no era religioso. No lo éramos ninguno de los dos. Pero los demás miembros de la familia si lo eran. Él pensaba que lo único que le esperaba era el silencio. No me importa realmente lo que piense mi familia, si me odian. Yo sabía que esa era la voluntad de mi abuelo y cuando sufrió el infarto, decidí no intervenir, escribe el joven de 28 años.
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