Los hermanos Mylan och Mason, de cinco y ocho años, están echados juntos sobre una manta un bonito y tibio día de otoño. Pero el motivo no es el precioso día que hace. Los chicos visitan la tumba de su papá por primera vez – cuando su madre le toma una foto a los niños ocurre algo que hace que ese momento sea un recuerdo para toda la vida.
Alfred ”Fred” Brazel, el padre de los dos hermanos, con solo 37 años perdió la batalla contra el cáncer. Todo fue muy rápido. Tan solo cinco meses después de que se le diagnosticara un cáncer de colón, Alfred murió.
La lucha contra el cáncer se convirtió en un problema para toda la familia. Los hermanos se dieron cuenta enseguida de la gravedad de la situación y estaban junto a su padre continuamente, en la visita al médico, en los momentos difíciles, siempre con complicadas preguntas.
Los chicos sentían muy cercano a su padre
Aunque los dos hermanos llevaban bien la situación, los padres trataban de evitarles situaciones dolorosas durante el breve tiempo que le quedaba a la familia.
– No hablábamos de la muerte como algo triste. Tratábamos de vivir la vida al máximo el tiempo que estábamos juntos, cuenta Kait.
A pesar de la enorme lucha contra la enfermedad, Alfred no pudo salvar su vida. En el camino hacía el cementerio Kait no pudo evitar llorar.
Los hermanos Mylan och Mason echaban de menos a su padre y querían hablar con él. Querían una señal y querían sentir su presencia. Al llegar a su tumba, Mason empezó a contarle a su papá todo sobre sus competiciones de natación y el hermano pequeño le describió su última fiesta de Halloween. Pero algo más pasó: el pequeño de cinco años dijo que podía sentir a su papá.
Ese cariñoso abrazo
Justo cuando la familia iba a marcharse del cementerio, el hermano de 5 años dijo que le quedaba una cosa por hacer – y entonces algo maravilloso ocurrió…
Mylan llegó hasta la tumba de su papá y abrazo cariñosamente la piedra de la lápida, para dar el último abrazo a su padre.
Mason, el hermano mayor, también tenía un fuerte vínculo con su padre.
– Mason me recuerda mucho a su padre. Ahora le enseña a su hermano pequeño todo lo que Alfred le enseñó a él, cuenta Kait.
Perder un ser querido es una de las peores cosas que nos pueden ocurrir. Pero no debemos olvidar nunca que ellos están cerca de nosotros en el cielo – y en nuestros corazones. Pasa este emotivo artículo con tus seres queridos en Facebook para mostrar que nunca estamos solos.