Victoria Arlen nació junto con sus dos hermanos. Eran trillizos.
De niña le encantaba bailar y tenía mucho futuro como deportista. También era juguetona y muy enérgica.
Pero cuando cumplió 11 años, tuvo unos síntomas preocupantes parecidos a los de la gripe. Se desmayó varias veces y tuvo pulmonía.
Dos semanas después se quedó inválida de cintura para abajo.
Su cuerpo dejó de funcionar poco a poco. Una inflamación severa del cerebro y la médula espinal destruyeron toda su vida.
La familia apenas podía aceptar y ver como Victoria perdía el habla, la posibilidad de comer y moverse.
Pero su increíble historia para nada se acaba aquí. Y lo que ocurrió 4 años después iba a dejar en shock a su familia y a los médicos en general.
En el año 2006, cuando Victoria tenía 11 años, lentamente fue cayendo en un coma tras sufrir unos síntomas parecidos a los de la gripe.
De repente dejó de controlar sus brazos. Tampoco podía tragar bien y no encontraba las palabras que quería decir.
Era como si alguien lentamente desconectara el circuito que gobernaba su cuerpo y cerebro. Poco a poco se fue alejando de su familia.
Y finalmente todo se puso oscuro.
Victoria pasó casi cuatro años «encerrada» dentro de su propio cuerpo.
Los médicos explicaron a la familia que Victoria estaba en un estado vegetatico, recibía comida a través de una sonda y su cuerpo era como un caparazón.
La familia supo de inmediato que era poco probable que Victoria se recuperara.
”La hemos perdido”, dijo Jacqueline, su madre.
Lo que nadie sabía era que Victoria podía oír a sus seres queridos en la cama del hospital.
Dos años después de caer en coma, su mente «despertó» nuevamente, pero no podía mover el cuerpo. Podía escuchar las conversaciones a su alrededor, pero el cuerpo no la obedecía.
Victoria no tenía la oportunidad de expresar lo que estaba pasando.
”Vas a ser un vegetal el resto de tu vida”
En ese momento, los médicos ya habían encontrado la rara enfermedad que había causado la inflamación en el cerebro y en la médula espinal de Victoria.
Ella escuchó a los doctores explicarle a su familia que no había esperanza. Pudo oír que «quedaría como un vegetal el resto de su vida»
”Pero mis padres creyeron en mí. Prepararon una habitación de hospital en mi casa en New Hampshire y me cuidaron. Mis tres hermanos me hablaban, me tomaban en sus brazos y me contaban los que pasaba fuera de mi habitación. Esto me dio energía para luchar mucho más. Ellos no sabían que podía oírles, pero oía todo», dice Victoria a ESPN.
En el 2010 Victoria despertó completamente de su estado vegetativo y pudo comenzar a hablar.
Comenzó ya en diciembre del año 2009, cuando tuvo contacto visual con su madre. Victoria volvía a la vida. Los pequeños ruidos se convertían en palabras y las palabras en frases.
Empezó a comer pudding ella sola, y pronto comería su primer filete en 4 años. Sostuvo su primer teléfono móvil y aprendió lo que significaba darle a «me gusta» a algo en Facebook.
Pero a pesar de todos los éxitos diarios, hubo algo que no mejoraba: no podía mover las piernas.
Victoria supo que la inflamación en su cuerpo había causado un daño permanente en la médula espinal y que se quedaría paralítica de cintura para abajo para el resto de su vida.
Cada especialista decía lo mismo: «Debes acostumbrarte a moverte en silla de ruedas».
Fue acosada por ir en silla de ruedas
Pero Victoria tenía una voluntad como pocos. Solo pensaba en superar todos los obstáculos.
Cuando los médicos dijeron que nunca podría andar, ella no les creyó. Sabía que no tenía sentido pasar el resto de su vida sentada en una silla.
A pesar de esa actitud, fue extremadamente difícil para Victoria avanzar en ese frente. Además fue acosada cuando regresó a la escuela secundaria en una silla de ruedas.
Tenía muchas ganas de volver al colegio pero tras su primer día, nunca quiso regresar.
Victoria llegó a casa, totalmente destrozada y llorando. Ese día, sus padres se prometieron que harían cualquier cosa para que su hija volviera a andar.
Y mantuvieron su promesa. Nunca jamás perdieron la esperanza.
Y la esperanza era realmente lo único que Victoria Arlen tenía – la lógica decía que no mejoraría.
Una cita muy especial marca su camino en ese periodo tan difícil: «El optimismo es la creencia que conduce al logro. Nada puede suceder sin esperanza y fé «.
Finalmente serían los recuerdos de su infancia los que determinarían el punto de inflexión.
«Victoria Arlen creció cerca de un lago y aprendió a nadar de niña en la piscina de su casa. Pronto comenzó a competir y ganó todos los concursos a los que se presentó. Tenía un talento fuera de lo normal.
Cuando comenzó a mejorar de su enfermedad, le vino un triste pensamiento, nunca podría volver a nadar de nuevo. No podría nadar sino podía mover los pies, pensó Victoria.
Pero sus hermanos pensaban de manera diferente, y en el año 2010 la llevaron a la piscina de casa. Ella estaba aterrada al principio – pero eso fue el inicio de una nueva etapa.
Le devolvió la esperanza que necesitaba para volver a su vida. Para su enorme sorpresa, Victoria seguía siendo muy buena nadadora.
En el agua se sintió de nuevo libre pero también mucho más segura.
El verano del año 2012 Victoria fue seleccionada para competir en los Juegos Paralímpicos de Estados Unidos. Se llevó a casa tres medallas de plata y una de oro en 100 metros estilo libre. Y también estableció el récord mundial en 100 metros libres.
Cuando volvió a casa desde Londres, la conocía todo el mundo. La invitaron a participar en charlas como conferenciante y la gente la reconocía en los supermercados.
Comenzó a contar su historia en los programas de televisión y en las revistas, y se convirtió en una heroína para muchos.
Había sin embargo una cosa que aún molestaba a Victoria: esa maldita silla de ruedas.
En el año 2013, Victoria se mudó a San Diego para participar en el programa Project Walk, donde ayudaban a las personas paralíticas a andar de nuevo.
«Mi madre y yo nos mudamos temporalmente a San Diego y vivíamos con una familia para poder hacer ejercicio todos los días. Nos dimos cuenta de que este era el lugar en cual podrían ayudarme pero no queríamos vivir a cientos de millas de mis hermanos y mi padre. Entonces, para cumplir su promesa, mi familia decidió abrir el primer programa Project Walk en la costa este. De esa manera, podría practicar todos los días y lograr mi objetivo, mientras que otros en mi ciudad natal podrían recuperar la esperanza que necesitaban, comenta Victoria.
Los especialistas en el hospital aún dudaban de la capacidad de Victoria para volver a andar.
Un médico dijo que difícilmente invertiría mucho dinero en esto. Los padres de Victoria sin embargo respondieron que hipotecarían su casa para poder pagar por el entrenamiento de su hija dentro del programa «Project Walk».
El 11 de noviembre, Victoria consiguió su primera victoria.
Estaba atada con un arnés encima de una cinta de correr. Dos entrenadores le ayudaban a mover sus piernas.
Habían pasado seis años desde que «despertó». Los doctores habían declarado una y otra vez que sus piernas estaban literalmente muertas.
Y a pesar de ello, cada día Victoria se levantaba y entrenaba seis horas para conseguir su objetivo.
Lentamente comenzó a recuperar la movilidad en sus piernas. Y pudo andar con muletas mucho más a menudo.
Cinco meses más tarde, el 3 de marzo del 2016, dejo finalmente las muletas y comenzó a andar un pie y después otro. Y no ha parado desde entonces.
«No puedo decir que todos los días sean perfectos. Andar sigue siendo un desafío y todavía me cuesta avanzar por mi cuenta. A veces llevo un andador y sigo un programa de ejercicios durante dos o tres horas al día. Los días en que siento las piernas más paralizadas, utilizo mi silla de ruedas o las muletas», cuenta Victoria.
Solo su entrenador y su familia sabían de la magnitud del daño y el trabajo que requería que Victoria siguiera entrenando todos los días.
”Pero todo ello mereció la pena. Han pasado 10 años desde que pude mirar a otra persona directamente a sus ojos en vez de mirar el trasero de todos cada día»
Cuando Victoria literalmente se levantó de la silla de ruedas, no sabía realmente cómo iba a reaccionar.
No estaba segura de cómo la gente la miraría.
”Pero me di cuenta de que este era mi viaje y de nadie más. Tal vez esto pueda infundir esperanza en la gente que más lo necesita».
Hoy Victoria ha encontrado su nueva identidad después de un viaje turbulento de 10 años.
Ella es una medallista de oro paralímpica, presentadora de un programa para el canal de deportes de ESPN y una sobreviviente.
Victoria es ante todo un auténtico milagro y un modelo inspirador. Pero ella es muy cuidadosa al señalar lo siguiente:
«No hice esto yo sola, les estoy muy agradecida a todos los que me han ayudado a llegar a este punto. Cada día me siento más cómoda con mi nueva realidad. Pensé que mi primer paso el día 3 de marzo de 2016 sería la línea de llegada. Pero realmente fue solo el comienzo «.
¡Qué viaje tan increíble ha hecho esta fuerte y valiente joven, todo un ejemplo a seguir!
Lo menos que podemos hacer es compartir su historia para que todos nuestros amigos también tengan la oportunidad de sentirse inspirados y emocionados con su historia.
«El optimismo es la creencia que conduce al logro. Nada puede suceder sin esperanza y fé «.
¡Mucha suerte en el futuro, Victoria!