Algunos tienen un comienzo más difícil que otros en la vida. Por lo menos así fue para el pequeño Finn que nació prematuro.
Hoy su madre lo describe como un niño muy alegre, siempre sonriente. Pero en sus primeros comienzos estaba continuamente ingresado en el hospital, con cables y controles. Tanto es así que lo apodaron «el luchador» y no es difícil de entender el porqué.
Finn pesaba 500 gramos cuando nació y tenía muy pocas probabilidades de sobrevivir. Pero lo consiguió.
Tras permanecer 100 días en el hospital, la familia pudo finalmente volver a casa.
Esta es su historia.
Finn nació en junio. Sus orgullosos padres Chris y Jessica habían intentado tener un hijo durante 9 años hasta que por fin Finn vino al mundo. Probaron la fecundación in vitro pero no resultó, de manera que intentaron algo diferente, la adopción de embriones y pudieron dar la bienvenida a su amado hijo durante el verano. Pero Finn nació extremadamente prematuramente. Ya en la semana 24 su madre rompió aguas, según Inside edition.
Cuando Finn vino al mundo en el hospital infantil de Nemour, no pesaba más que medio kilo. Este microbebé, como lo llamaban, tuvo que permanecer en el hospital durante un tiempo.
Para Chris, Jessica y Finn fueron en total 100 días de hospital.
Ahora comienza su viaje.
La estancia en el hospital fue una prueba para toda la familia. Era como un emotivo carrusel para los padres pero sobre todo para Finn.
Jessica no pudo tener a su hijo en brazos hasta pasado un mes, un momento muy emocionante para los padres.
Finalmente cuando Finn cumplió cuatro meses pudo salir del hospital.
¡Ahora les mandamos nuestros mejores deseos a la familia!