Dicen que una buena carcajada te alarga la vida. Y es cierto, uno está de mejor humor y más activo cuando el músculo de la sonrisa trabaja unos momentos.
Para celebrar este día estaba pensando invitaros a leer un ficticia y divertida historia que acabo de encontrar. Narra una situación con la que seguro nos hemos encontrado en algún momento – un adulto en un supermercado que trata de controlar a un travieso niño chillón y molesto.
Esta vez el abuelo ha encontrado la forma de ocuparse de su nieto de 3 años – y cuando la historia termina no puede dejar de reírme.
Trata de leer hasta el final – y si te gusta la historia, dale a me gusta para que varios puedan disfrutar del relato.
Una mujer de mediana edad está en un supermercado, y detrás de ella va un abuelo con su molesto nieto de 3 años.
Es obvio para la mujer que el abuelo controla en todo momento a este diablillo que no para de gritar pidiendo al abuelo que le compré caramelos, o galletas, o fruta o cereales o refrescos según van avanzando por el supermercado.
Y en todo momento el anciano abuelo se dirige al nieto con una voz controlada y tranquila: » No te preocupes, Linus, ya no queda mucho, cálmate muchacho»
Una nueva rabieta y la mujer oye como el abuelo con voz tranquila repite: » No te preocupes, Linus, solo unos minutos más y nos vamos. Tranquilo, muchacho»
Y ya en la caja, el pequeño diablillo comienza a sacar las cosas del carro y el abuelo vuele a repetir con una voz controlada: «Linus, Linus, relájate amigo, no te enfades. Estamos en casa en un segundo. Tranquilízate, Linus»
Absolutamente impresionada la mujer les sigue al aparcamiento donde el abuelo coloca la compra y al niño en el coche.
La mujer se dirige al hombre mayor y le dice: » No es asunto mío, pero estuvo fantástico dentro del supermercado. No sé cómo lo hizo. Durante todo el rato guardó usted la calma. A pesar de los gritos, de lo molesto que estaba el niño, usted continuó actuando tranquilamente, diciendo que todo iba a estar bien. Déjeme decirle que Linus tiene una enorme suerte de tenerle a usted como abuelo»
”Gracias”, respondió el hombre mayor. » Pero yo soy Linus. Este pequeño terremoto se llama Melvin»
Y ahora no te quedes esta maravillosa historia para ti y compártela con tus amigos en el Facebook, así ellos también podrán echarse unas buenas carcajadas.