Muchos de los soldados que han servido a su país en lugares muy peligrosos, han hecho sacrificios que la mayoría de nosotros ni siquiera podemos imaginar.
Dejan a sus seres queridos y marchan a un país desconocido, arriesgando sus propias vidas, solo para asegurarse de que otros puedan estar seguros.
Desafortunadamente, sus esfuerzos a menudo pasan desapercibidos, muchos soldados vuelven a casa con estrés postraumático y tienen también secuelas físicas.
Y se les olvida. No existen. Además apenas reciben la ayuda que merecen, ya sea asistencia médica o psicológica.
¡Y por eso quizás me encanta esta historia tal y como es!
Christopher Garrett era un ingeniero de combate en la 10 ° División de Montaña del Ejército de los EE. UU. Sirvió en Afganistán, pero un día su grupo fue atacado y Christopher fue gravemente herido.
Se rompió la pelvis por completo y fue trasladado a un hospital donde fue operado. Aunque los doctores hicieron todo lo que pudieron, Cristopher sufrió lesiones de por vida.
Lo que hizo que Christopher siguiera luchando, fue la idea de que algún día regresaría a casa con su esposa Brittany y su hijo. Esperaba volver a su vida normal.
Pronto, sin embargo, se hizo evidente que «la vida normal» tendría un significado completamente nuevo.
Las cicatrices físicas y emocionales de Christopher se lo pusieron difícil.
A Christopher le diagnosticaron una discapacidad y las cosas que una vez fueron fáciles para él, como cortar el césped, hoy en día eran casi imposibles.
Sin embargo, Christopher estaba decidido a no dejar que sus heridas de guerra le quitaran lo mejor de él.
A pesar de tener solo una cortadora de césped antigua, continuó saliendo con ella e intentó cortar el césped. Luchó como pudo contra su dolor hasta que el trabajo estuvo hecho.
Era increíblemente difícil para Brittany ver como su marido tenía que pasar por todo esto.
Cuando un día vio a Christopher derrumbarse en el suelo envuelto en lágrimas, corrió hacia él pensando que sufría un colapso.
Pero cuando salió al jardín, ella vio el motivo de las lágrimas de Christopher. Él abrió su mano y mostró unas llaves nuevas.
Ella miró hacia el jardín y descubrió una nueva cortadora de césped con un motor de la marca John Deere. Y pegada había una nota:
«Espero que esto pueda darte más tiempo para dedicarte a las cosas más importantes de tu vida. Gracias por tus esfuerzos y por mi libertad. Atentamente, Un americano agradecido «.
Christopher no tenía ni idea del motivo o de quién le había regalado la nueva cortadora de césped, pero estaba claro que algún vecino le habría visto luchando por cortar el césped.
Esa persona quería ayudar. Tal vez el solidario vecino no entendió cuánto significaba este regalo para Cristopher y Brittany, pero para esta pareja fue un cambio en su vida.
Christopher todavía tiene un largo camino por delante con el proceso de rehabilitación, pero gracias a este generoso regalo, el viaje será mucho más fácil ahora.
Todos tenemos algo bueno dentro de nosotros y este precioso gesto muestra cuánto puede significar una acción tan bondadosa. ¡Dale a me gusta y comparte si estás de acuerdo!
