Cuando Ross Jessop, sheriff del condado de Missoula, fue enviado a las montañas de Montana (Estados Unidos) para buscar a un bebé perdido, se preparó para lo peor.
Eran las primeras horas de la mañana, hacía mucho frío, y varios oficiales llevaban ya 6 horas buscando al bebé.
Entonces, una corazonada llevó a Jessop y los oficiales a subir hacia la zona alta de la montaña, a una zona con escombros, y se detuvieron en seco cuando oyeron el gemido de un niño.
Fue entonces cuando descubrieron al bebé, parcialmente enterrado, pero vivo.
Los agentes encontraron al bebé bajo una montaña de palos y escombros, vestido solo con un body mojado y sucio, según el informe del sheriff. El bebé estaba demasiado cansado incluso para llorar, cuenta Jessop.
En declaraciones a HLN’s Mike Galanos Jessop añadía: «Estaba tan sobrepasado por las emociones que mi instinto y entrenamiento como policía… desaparecieron. Solo envolví al bebé como un padre haría con cualquier niño necesitado».
«Yo tengo tres hijos, y creo que, sin duda, oír a este pequeño esa noche me hizo más feliz que el nacimiento de mis propios hijos», contó.
El niño tiene pequeños rasguños y hematomas, pero se encuentra en buen estado, según KPAX. El bebé fue puesto bajo la custodia de la División de Servicios para Niños y Familias de Montana.
«Se adaptó bastante bien. Tosía un poco, e incluso al toser expulsó algunos palitos», cuenta Jessop.
El sheriff contó que se cree que el bebé estuvo allí durante, al menos, nueve horas. El niño había estado al cuidado de Francis Carlton Crowley, de 32 años, según el informe del sheriff. Crowley ha sido acusado de poner en peligro la vida de un menor de 36 meses y de un delito grave de poner en peligro su vida.
El sheriff Jessop y los oficiales que trabajaban con él no se dieron por vencidos y no iban a parar hasta encontrar al bebé. Comparte este artículo para honrarlos por su gran acción y gran corazón.