¡Imaginación y atrevimiento al poder! Sin duda es el espíritu de esta abuela de Uruguay que pensó que ella no se iba a quedar sin su descanso al sol por la cuarentena por el coronavirus. Eso sí, sin infringir la ley.
La buena mujer sacó unas botellas de agua y una cintas rojas y blancas, como las que suelen usar las autoridades para precintar un lugar, y las puso alrededor de su puerta, marcando un perímetro que nadie pudiese sobrepasar. Sacó su silla y se sentó tan ricamente al sol en su puerta.
Unos vecinos, divertidos con la ocurrencia, le hicieron una foto y la publicaron en Twitter con el siguiente mensaje: «La amo. Mientras no cause un prejuicio a tercero, legal!».
Realmente desconozco si las metros de delante de una casa se consideran propiedad de la casa, pero en cualquier caso, también pienso que sentadita en su puerta, por donde se supone que no tiene que pasar nadie porque está todo el mundo encerrado, tampoco hace tanto daño.
Esta abuela y su ocurrencia me hicieron reír mucho. Por favor, compártela si ti también te resultó divertida y así haremos sonreír a más personas hoy.