Jennifer Lake era como cualquier otra adolescente. Disfrutaba saliendo con los amigos y tenía sueños como cualquier otra persona de su edad. Pero en 2010, la vida de Jennifer sufrió un giro trágico.
Cuando tenía 16 añose iba a Pocatello High School, Idaho, Jennifer se dio cuenta de que algo no marchaba.
Comenzó a experimentar fuertes dolores de cabeza y decidió ir a ver a su médico de familia.
Una resonancia magnética encontró un tumor de unos dos centímetros de ancho en el lado derecho del cerebro de Jennifer. Las declaraciones de los médicos fuero muy duras: a Jenni se le diagnosticó astrocitoma en etapa tres, una clase de tumor cerebral.
Tras escuchar su diagnóstico, todo su mundo cercano se quedó en shock.
Desafortunadamente, vendrían peores noticias. Otra exploración en el hospital, mostró que el tumor en su cerebro era más grande de lo que se pensaba. Y el cáncer se había extendido a otras partes del cuerpo sin tener síntomas.
Sus padres, divorciados, recuerdan como la familia se reunió con los médicos en una habitación del hospital para discutir sobre las posibilidades de supervivencia.
«Jenni simplemente les preguntó si iba a morir», dijo su padre, Mike Lake, un camionero de Rexburg, al norte de Pocatello.
Si Jennifer sobrevivía debería someterse a quimioterapía. Pero incluso con el tratamiento, Jennifer sabía que tenía un 30% de posibilidades de seguir dos años más. Si lo lograba, los médicos le dijeron que probablemente no podría tener hijos: la radiación y la quimioterapia la harían estéril.
«Nos dijeron que no podría quedarse embarazada, así que no nos preocupamos por ello», dijo su novio Nathan, de 19 años.
Pero Jennifer y Natha muy pronto recibirían una sorpresa – que en otra ocasión sería una noticia maravillosa de escuchar. Pero para Jennifer y su novio Nathan, la situación era distinta. La pareja supo que Jennifer estaba embarazada.
Como cualquier futura madre, Jennifer estaba dichosa ante la noticia. Siempre había deseado ser madre. Pero esto significaba enfrentarse a una de las más duras decisiones de su vida.
Su futuro hijo moriría si ella continuaba con la quimioterapia. Pero si ella paraba el tratamiento, no había posibilidades de sobrevivir al cáncer. Por lo tanto, Jennifer se vio ante la difícil decisión de parar el embarazo y seguir con sus tratamiento, sabiendo que el tumor podía continuar creciendo.
Jennifer escuchó a su corazón. Ella finalmente decidió parar los tratamientos de quimioterapia y dar a luz a su pequeño Chad Michael, nueve meses después.
Tras dar a luz, Jennifer agarró la mano de la comadrona y susurró: «lo conseguí. Hice lo que se supone que debería hacer. Mi hijo está a salvo», dijo Diana Phillips, la madre de Jenni a Daily Mail.
«Seis días después de dar a luz, Jennifer se fue a su casa desde el hospital. Lo único que quería era pasar tiempo con su hijo, en su propia casa.
Cuando Jennifer murió el 21 de noviembre de 2011, 12 días después de dar a luz, ella tenía a su pequeño Chad en sus brazos. Nunca mostró arrepentimiento por la decisión tomada.
El amor que Jennifer y todas las demás madres sienten por sus hijos es indescriptible. En su caso ese amor era tan fuerte que decidió sacrificar su propia vida.
Chad crecerá sabiendo que su madre siempre estará con él. Jennifer Lake siempre estará al lado de su hijo. La familia de Jennifer quiere que su hijo sepa todo sobre su madre. Lo que hizo por él.
Desde 2011, la historia de Jennifer Lake ha llegado a cientos de miles de personas que han seguido su historia y la han conservado a través de blogs y redes sociales. Su familia y amigos siempre han querido que el legado de Jenni no se centrara en la tragedia, sino en el sacrificio.
Chad, que tiene ahora 8 años, vive con su padre Nathan y recibe la ayuda de su madre y la madre de Jenni.
En la página de Facebook sobre el viaje de Jenni, puedes leer acerca de su vida y además puedes rendirle homenaje y desear todo lo mejor a su familia.
¡Qué hermoso ejemplo de una madre que hizo todo lo posible para proteger a su hijo! ¡Qué hermoso corazón el de esta increíble adolescente! Nunca había escuchado una historia tan emotiva. Jenni siempre será recordada como una luchadora y una enamorada de la vida, una combinación que pocos dominan en toda su extensión de buena voluntad y honor. Comparte esta historia para mantener vivo su legado.