Crecer en un hogar seguro y amoroso desafortunadamente no es algo que todos los niños tienen. Los niños que no lo tienen normalmente solo tienen un deseo, ser amados. Y justamente esa es la explicación de por qué Kevin y Dominique Gill reciben a niños de acogida en su casa.
Pero cuando recibieron aun niño de 10 años que nadie quería todo en sus vidas cambió.
Fue en 2018 que Dominique y Kevin Gil se convirtieron en padres de acogida de un niño huérfano llamado Andrew, que en ese entonces tenía 10 años de edad.
Era introvertido y agresivo
Andrew no había tenido contacto con su padres biológicos, y durante toda su infancia había tenido que mudarse entre diferentes hogares temporales que los servicios sociales le conseguían. El hecho de no tener un hogar seguro que el niño podía llamar «mi casa» lo había hecho introvertido e inseguro. El niño no confiaba en nadie.
Varias personas que se veían con el niño tenían la impresión de que no mostraba sentimientos.
Los servicios sociales lo describían como una persona que fácilmente se ponía brava.
Esto hacía que varias personas decidían no acogerlo, pero Dominique y Kevin querían ayudarle al niño. Ellos siempre han sido de la opinión que la seguridad y el amor hace que los niños sean buenas personas.
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Andrew se mudó donde la pareja, ellos lo recibieron como niño de acogida en su casa en Nashville, Tennessee en Estados Unidos. Ahí iba a a vivir hasta que los servicios sociales encontraran una familia que lo quisiera adoptar.
Pero eso no fue nada fácil, nadie quería a Andrew. Y la familia de acogida era una solución temporal. Exactamente como todas las otras veces.
«No quería hablar»
Kevin y Dominique le contaron a WBIR Channel 10 que Andrew se alejaba y evitaba el contacto social durante el primer tiempo. Solo quería estar en su cuarto jugando en el computador. Frecuentemente estaba bravo y no se necesitaba mucho para que le dieran ataques de furia.
«Durante su primera semana con nosotros estuvo en su cuarto con la puerta cerrada mirando fotos viejas. No quería hablar», cuentan los padres de acogida en una entrevista.
Las semanas pasaban y la situación no era nada fácil para Dominique y Andrew y sus hijos, ni para Andrew tampoco. Pero la simpática pareja no se iba a dar por vencido. Aunque Andrew estaba bravo ellos lo iban a tratar amorosamente.
Comenzaron a ver grandes cambios
Con el tiempo Andrew iba cambiando y «aflojando».
El hijo biológico de la familia al principio no sintió ninguna conexión con Andrew. Pero igual que sus padres, él opina que todos se merecen una oportunidad.
Pronto se supo que los niños tenían mucho en común, y cuando Andrew entendió que la familia quería que él estuviera bien él bajó la guardia.
Los niños empezaron a jugar como si fueran mejores amigos, y el niño biológico también floreció.
Nadie quería adoptar al niño
Después de un tiempo los servicios sociales pensaron que Andrew estaba listo para irse a vivir con una familia adoptiva.
«Nuestra idea era que le íbamos a ayudar hasta que encontrara su hogar permanente», explica Dominique.
Andrew, que por primera vez había encontrado un hogar seguro, otra vez se iba a tener que mudar.
«Pero después de que la otra adopción no salió adelante yo entendí que Dios había puesto a Andrew en nuestras vidas por una razón. Dios se encargó de que la adopción no funcionara , para que pudiera regresar donde nosotros», cuenta Dominique.
La pareja decidió que le iban a preguntar a Andrew si él quería hacer parte de su familia. Y la respuesta fue un fuerte «sí».
Escucha a la familia contar sobre el niño que les cambió la vida en el vídeo de aquí abajo.