Era una mañana normal de un lunes cuando el niño Daniel Mulligan de 5 años salió a la puerta de su garaje.
Por la calle venía un enorme camión de la basura que se paró precisamente delante de la casa de la familia.
Y cuando la madre vio al basurero saltar del camión y dirigirse hacía su hijo, ella se dio cuenta de lo que iba a suceder.
Daniel Mulligan, un niño autista de 5 años tenía un interés muy especial.
Le encantaban los camiones de la basura y ver como vaciaban los contenedores fuera de su casa en Ojai, California, EEUU.
«Le encanta esto»
Le gusta mirar varias veces y con enorme entusiasmo como los basureros hacen su trabajo y vacían los contenedores de basura. Y cada vez que ocurre es igual de emocionante.
– Simplemente le encanta. Para él el proceso de vaciar los contenedores de basura es como una sinfonía, cuenta la madre de Daniel, Robin Newberger a SF Gate.
Pero los lunes eran diferentes para Daniel. Eran los lunes cuando el basurero Manuel Sanchez conducía el camión de la basura y se quedaba parado frente a su casa.
Daniel y Manuel habían creado un vínculo especial y cada vez que pasaba por la casa del muchacho le saludaba alegremente y con una gran sonrisa.
Pero ese lunes iba a ser diferente. Daniel no tenía ni idea de lo que iba a ocurrir cuando salió a encontrarse con Manuel para saludarle.
Manuel tenía algo planeado para él.
Tuvo un regalo
Cuando Manuel paró el camión preguntó si podía darle un regalo a Daniel. Saltó de su camión, se acercó a Daniel y le entregó un gran paquete. ¡Dentro había un camión de la basura de juguete!
Manuel se había enterado de que Daniel tenía un juguete parecido pero que se le había roto. Con este atento gesto Daniel podía jugar de nuevo a ser basurero.
Manuel compró el juguete con su propio dinero y la empresa se enteró de ello.
El jefe decidió entonces regalarle una bono para un restaurante como agradecimiento al bonito gesto que le hizo a Daniel. ¡Es un auténtico héroe!