Mi hermana es mucho más que mi mejor amiga, es la mitad de mi corazón

Recuerdo que mi amiga María siempre decía: «Mi hermana es la persona más especial que hay en mi vida». Y lo entiendo perfectamente.

Por supuesto el lugar de una madre o una padre no lo ocupa nadie, pero el de una hermana tampoco. Posiblemente mi hermana va a ser la única persona que me va a acompañar toda la vida. Y eso da mucha estabilidad.

Cuando yo nací, ella ya estaba ahí. Yo no lo puedo recordar, claro, pero cuando veo en las fotos antiguas cómo me sostenía en sus brazos, su mirada de ilusión y amor… me emociono.

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Hoy, muchos años después, sigue ahí. No me sostiene en sus brazos, pero me sostiene en la vida de muchas formas.

Estaba ahí cuando de adolescente pensé que se acababa el mundo cuando me dejó mi primer novio.

Estaba ahí en mis noches en vela estudiando, cuando me traía un vaso de leche antes de irse a dormir. O cuando en mitad de la noche se acerca a arroparme, si me veía destapada.

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Estaba ahí en todos los cumpleaños y las fiestas, en las vacaciones, en las travesuras.

Fue la primera persona a quien llamé cuando supe que estaba embarazada. Y se alegró tanto como si fuese su propio embarazo.

Sé que tengo en ella al mejor apoyo, sé que mis hijos tiene en ella a una segunda madre, y sé que, cuando estoy lejos, mis padres están siempre bien atendidos. ¿Se puede pedir más?

Mi hermana es mi tesoro. Un tesoro para toda la vida. Te quiero, hermana.