Es fácil subir de peso, pero nada fácil bajar.
Imagínense pesar 200 kilos de más y no poder caminar, bañarse o ponerse derecho.
Esta era la realidad de Nikki Webster.
Cuando tenía 34 años pesaba 272 kilos y su situación era grave, se estaba muriendo.
La obesidad de Nikki se debía a sus hábitos alimenticios.
«Mi peso me ha debilitado. Mi cuerpo sufre dolores, lo odio. Comer demasiado estaba dentro de mí pero me estaba matando», cuenta Nikki.
Pero todo dio un gran giro cuando Nikki fue invitada al programa de tv «Mi vida con 200 kilos».
Después de comprobar lo crítica que era la situación de Nikki, se mudó de Arizona a Texas, para poder estar cerca de su médico, el doctor Nowzaradan.
El doctor Nowzaradan está especializado en tratar a personas con obesidad que amenaza su vida.
Nikki esperaba que una operación de estómago podía solucionar su problema, pero iba a ser necesario mucho más que la cirugía.
Los médicos le dijeron que tenía que perder 25 kilos por su cuenta antes de la operación.
Nikki consiguió perder 25 kilos en menos de 3 meses y le dieron el visto bueno para un bypass gástrico, la intervención que le haría perder peso.
Pero estaba preocupada de que sus viejos y dañinos hábitos volverían a aparecer y hacer que engordase de nuevo. También le preocupada someterse a la operación.
«A principio de año mi amigo Michael se sometió al mismo procedimiento de baypass gástrico y murió. Me preocupa», explica Nikki.
Pero Nikki fue valiente y decidió ir adelante con la operación.
Fue un éxito y en 1 año Nikki realizó un viaje increíble: ¡perdió 95 kilos en 12 meses!
Las siguientes imágenes hablan por sí solas: ¡Hoy Nikki se encuentra mucho mejor!
Pero para llegar a la raíz de su obesidad, había que cavar más profundo.
Nikki contactó con un terapeuta para llegar al fondo de su desorden de alimentación y para no volver a sus hábitos anteriores.
Nikki luchó contra adversidades, como suele ocurrir con este tipo de problemas.
Pero después de que el médico le dijese que podría someterse a una cirugía de eliminación de la piel para deshacerse de su piel sobrante tras la pérdida de peso, se motivó para trabajar aún más duro.
Después de perder 158 kilos, los médicos le dieron el visto bueno para someterse a la cirugía de eliminación de piel. Eliminaron de su cuerpo 25 kilos de piel.
Desafortunadamente, Nikki sufrió una hemorragia interna y tuvo que regresar al hospital para una tercera operación. Pero se recuperó bien y en unos días volvió a casa.
Hoy Nikki pesa 87 kilos y sigue luchando para mantener sus nuevas costumbres y comer más saludable.
Nikki es una mujer feliz y sana ahora, se encuentra mejor que nunca y cruza los dedos para seguir así.
¡Es impresionante y genial verla!
Y recientemente se ha casado con el amor de vida, Marcus.
Perder peso y acabar con hábitos destructivos no es nunca fácil y requiere mucho trabajo. Pero Nikki demuestra que es posible cambiar de vida, aunque se vea todo muy negro.
Espero que elijas compartir esta historia en Facebook, es muy posible que anime e inspire a personas que conoces.
Y una vez más: ¡Fantástico trabajo, Nikki!